camisonrosa

jueves, abril 15, 2010

La ciudad es tan pequeña y nosotros tan grandes

The more you ignore me
The closer i get
You're wasting your time
Morrissey

La ciudad es tan pequeña. Se acaba cuando se acaban las líneas, lo demás son periferias. Ahí está oscuro e inhóspito, está sombrío y forzadamente urbanizado. La ciudad está adentro de la ciudad misma, donde esos millones de personas fluyen como vómito por los pasillos de las líneas, como exhalaciones contenidas de la 3, de la 2, de la 6, densidades distintas, proporciones masivas. Y tú y yo nos vamos ahí contenidos en nuestros pequeños espacios, en nuestros tiempos, nos yuxtaponemos sin mirarnos. Como antes de conocernos.

Todos tienen una opinión, un consejo que dar. Que carajos saben. Nadie sabe nada. Cada quien es dueño de sus propios infiernos, de sus obsesiones, sus malviajes, de sus amores, de sus recuerdos y de sus historias. Nadie podrá entendernos nunca, por más que nos analicen, nos tracen rutas, nos digan que hacer. Ellos qué carajo. Quién los dejo decidir por nosotros. Ellos sólo son un eco en el valle donde no hay reverb. Ellos también han extrañado, también han llorado y por eso se sienten con autoridad para decidir que es lo mejor para nosotros. Agradezco sus buenas intenciones, pero nunca podrán tener la razón para mí por más que la tengan. La razón solo la tenemos tú y yo. Yo la perdí pero me encontré algunos pedazos de ella. La pegué con silicona y se está secando al aire. Para el corazón todavia no he encontrado pegamento.

Últimamente te he estado buscando sin exito. He estado ahí dos o tres veces y no apareces. Te apareces cuando no en la cabeza y me das vueltas. A veces reaparece el dolor, otras más la ansiedad y una especie de terror extraño a perderlo todo, pero sobre todo a resignarme a perder la parte de fe que aún conservo. Tengo que meterla en un frasquito y congelarla. 5 años, para verla después y repensarla, reconsiderarla y reentenderla. Para ti 10 años, tu me decías que si pensabas en 10 años. Yo ahora solo pienso y pienso, y pienso y pienso. Qué diablos.

Dicen que es el sindrome de abstinencia, que se empieza con ansiedad, depresión, sudores y que lo peor viene cuando ha pasado un tiempo y se genera el rebote. El tiempo ha pasado y cada día hay un momento en que es horrible, no es uno en especial, va y viene como espasmos, una, dos, tres veces. Ahora no hay un domingo en especial, no es entre las 5 y las 8... es a las 12, a las 3, a las 10, a las 11, son esas horas en las que me acostumbraste como perro, a comer y a salir a la calle. Ahora entonces siento el vacío y vaya que no hay fondo realmente... se detiene sólo cuando quiero, pero a veces creo que simplemente no lo puedo detener. Es difícil abstenerse de no estar ahí. Muy difícil.

La ciudad es muy pequeña para nosotros tan grandes. La ciudad es muy pequeña para buscar un refugio en donde exista un espacio nulo que no me recuerde algo. Tengo que buscarlo, debo encontrarlo para llevar a cabo esos doce pasos que me desintoxiquen de lo que no quiero desintoxicarme, pero cada doce pasos me encuentro con otro lugar, otro recuerdo, otro olor, otra estampa. No puedo dejarlo pasar, desde las jacarandas hasta las hojas secas que truenan, quisiera tenderte un puente con ambas para que lo pisaras descalza.

Las hojas estan botadas por ahi en todos lados pero no es otoño, no hay hojas que crujan en el suelo, solamente las he encontrado en un lugar de nuestra pequeña ciudad, en el sur, donde se inicia la historia, donde me negaste el beso que después me robaste... ahí hace unos días había hojas que crujían, quise tomarlas y llevártelas a los pies pero eran tan bonitas que no pude mas que pisarlas. Por eso te digo que la ciudad es tan chica y tu eres tan grande... tan grande... con tu 153 centimetros de cuerpo y esa enorme voz.

Aún tenemos deudas entre nosotros y yo nunca te cobré ese beso. Nunca he sido bueno para cobrar.

No se como te vaya con el espacio, no se como te vaya con el tiempo. Yo trato de hacer mi parte, no se si es un trato, una purga o una condena. Abstenerse siempre es difícil, pero lo peor es cuando no es un acto de convicción sino una obligación o una consecuencia. Lo peor es no poder lidiar con las consecuencias. Lo peor es ni siquiera entender el origen de las consecuencias. Lo peor de lo peor es ni siquiera entender nada.

El peor castigo entonces es el aislamiento, la confusión. Para mi lo peor es la incomunicación y la incertidumbre. Perder es también una parte que no me gusta de la historia. A nadie le gusta perder. No se entonces por que nos dejamos vencer tan fácil.

A veces cuando grito por que te veo pero no eres tu, mi voz seca y muda, se pierde en mi garganta y no logra salir. Mudo, incomunicado, sin respuesta. Te estoy hablando desde la voz que no existe, la voz muda y se que me escuchas, por que la distancia entre los dos no es tan grande, porque después de todo una vez inmersa en esa perifería sigues llamandote igual, sigues hablando mi misma lengua y sigues siendo un diamantito tirado por ahí para equilibrar las cosas. Seguimos siendo los mismos aunque aborrezcamos los cambios entre nosotros. A ti siempre te gustará tu Bersuit y estarás orgullosa de tu CCH... yo sufriré toda la vida con mi viejo Morrissey y nunca dejaré de hablar del arte. Somos nosotros y así nos conocimos y así nos entendimos.

Nuestra naturaleza no cambia, cambia el tiempo. Yo nunca fui diamante. Solo fui un buen narrador de historias. Quiero seguir contándote historias hasta que se me acaben las ideas.

Puedo empezar una nueva... "La ciudad es tan pequeña... (suspiro) ... y nosotros tan grandes ..."

Puedo seguir siendo lo mismo pero sin olvidar que lo soy. Tú también puedes serlo.
(Morrissey/I have forgiven Jesus)



 

ojala pronto podamos vernos, todos... y entonces darnos un gran abrazo y decirnos de una puta vez quien es quien...