camisonrosa

viernes, octubre 14, 2005

de chabacano a auditorio...

De chabacano a Auditorio...
El día en que mi capital me espantó

Hoy la ciudad me espantó. No la odié, no blasfemé contra ella, simplemente me espanté. La lluvia tuvo la culpa.

A menudo cometo la tontería de elegir caminos “alternativos” hacia el rumbo al que me dirijo, sin importar que tal vez pueda llegar más fácil por “la ruta oficial”. Antepongo la comodidad, la cantidad de calles que tendré que caminar, el paisaje al que me someteré, los riesgos “virtuales” (pues aún no han sido vividos) y algunas experiencias previas.

Básicamente me refiero al transito en metro, al rechazo a trasladarme en un medio en el cual sufriré de calor (lo cual odio y me abruma). Donde tendré que bajar y subir escaleras, formarme para comprar boletos, emprender cacerías furtivas por asientos libres para después donárselos a viejitas, mujeres embarazadas y alguna que otra chica guapa.

Antes no era así. Antes no había rechazo al metro (salvo en horas pico). Incluso aún disfruto algunos viajes, pero en horarios tranquilos, en rutas largas e inevitables (sentado) o quizás en viajes cortos y sumamente necesarios. El problema es que la gente me rebasa, la multitud llena los pocos huecos vacíos, la masa violenta le quita los últimos velos de magia y belleza a aquello que pudo ser un trayecto de viaje trascendental subterráneo. Además el calor, ese calor...sucio, de sudor, de pedos...creo que ya es demasiado.

Estaba en Chabacano, en la línea 8 que va directa a mi casa, a Garibaldi (debo confesar que odio esta estación de noche). Había tanta gente durante mi ida y el tren venía tan lento, que dude más de una vez regresarme por el mismo modo. Pensé en el tiempo que haría de vuelta, en la lluvia al salir de la última estación, en el “chaca” pululando por las avenidas del aledaño “barrio bravo”. Atravesar Reforma, lidiar con los autos, oscuridad, humedad...y entonces me dije: Sale! Bye...mejor me voy pa Centro Médico y de ahí a Guerrero. Fácil, más a gusto, la línea 3 no tiene estaciones externas, por lo que deduje que no habría problemas en la circulación de los trenes. Y pura riata, el tren estaba parado, no había luz, mucha gente, mucho calor, mucho fuchi. Arranque desatado de chilango, me salí del metro y pensé en irme caminando por la Roma hasta Insurgentes, hueva de regresar a transbordar e irme a Chilpancingo.

Salí de Centro Médico, la lluvia no era intensa pero era castrosa, permanente. Caótica (como la ciudad). Un coche y una camioneta chocaron frente a mi, algo leve pero quizás alarmante, la gente loca, mojada, loca, loca, loquita. Tomé un pesero que se iría derecho y me podría interceptar con Monterrey, para tomar uno más que me llevara a Reforma. Mi primer ruta “alternativa” se había frustrado.

Al cruzar Monterrey dude en bajarme, el pesero se tardaría mucho, quizás ni siquiera llegaría, y mientras la lluvia me iba a empapar. Entonces opté por Insurgentes. Insurgentes es un caos, un desmadre, una locura. Fuchi otra vez. El Metrobús no se suspendía por la lluvia, pero la cantidad de gente que transportaba era una barbaridad, la gente que lo esperaba era más todavía, de la que venía en el camión. Atravesé la avenida desorbitado y confundido, más mojado, mas malhumorado. Me tapé bajo un toldo y me hice a la idea de que mi ruta sería Metrobús. No tenía elección y mientras, me anticipaba a caminar otras tres cuadras al bajarme, para abordar el pesero de Reforma (por que el bendito Metrobús decidió poner la estación Reforma a 2 cuadras de la avenida del mismo nombre, no sobre la avenida propia).

Al atravesar la calle y caminar una cuadra más para comprar el “boletito” del Metrobús, me enfrenté a la no menos monumental fila de aproximadamente 50 personas, bajo la lluvia, con la electricidad que se genera en una avenida con anuncios, teléfonos, autos, en donde todo lo metálico te da toques. 50 personas, que sumadas a las 80 que esperaban el camión en la estación, y a las otras 90 que venían arriba del camión provocaron en mi la reacción de huir, lejos, no se a donde, quizás a la lluvia, que se estancó y que hoy, gracias a un mentado Stan (huracán maldito) se las cobraba dobles a la Ciudad.

Mi tercer ruta “alternativa” había fracasado. En ese momento pensé que si hubiese decidido enfrentarme a ese vagón, que lento, pero seguro, llegaría a Garibaldi, a ese cruce, a esa lluvia y a ese chaca, seguramente en ese momento ya estaría en casa, mucho menos mojado y mucho más tranquilo.

Me subí al metro Chilpancingo (por que eso si, puedo afirmar que en todas las esquinas hay una alternativa), me fui a Tacubaya, para Chapultepec y tomar por fin ese dichoso microbús de Reforma, directo, derechito a mi casa. En el camino a Tacubaya decidí que sería mejor irme a Auditorio, lo cual estaría más seguro. Moría por una coca cola, por sentarme en el puto asiento y ver por la ventana del microbús. No me importaba cuanto tiempo más haría hasta mi casa, solo quería saber que el camino sería en línea recta y que no tendría que cambiar de nuevo de ruta. Porqué?, simplemente por que las alternativas ya se habían agotado.

No hubo coca cola. Cuando miré mi reloj habían pasado poco más de hora y media desde que había llegado a Chabacano, a las siete y media de la noche.

Ahora es de noche y ya estoy en casa, ya me cambié mis calcetines mojados y me comí un sándwich. Hoy descubrí con gran claridad y tristeza al mismo tiempo, que a esta ciudad le sobra gente (ahora si, y es definitivo). La lluvia tuvo la culpa. Y pensar que ese cielo gris por la tarde se veía tan londinense, tan inspirador y tan romántico.

isaak torres/df/1982

2 Comments:

  • At viernes, octubre 14, 2005 6:16:00 p.m., Blogger petit_mortem said…

    El martes fue el infierno. A mi solo me tocó el primero, creo que tu bajaste hasta en cuarto, unas amigas estuvieron en el sexto (por ahi de universidad, donde el agua llegaba a la cintura)... no quiero ni pensar en el septimo. Pobres de los de Chiapas, no mames... a nosotros solo nos tocó unas gotitas.

    Me da gusto leerte, siempre ha sido un oscuro placer. Me gusta el nombre de su blog y postear.

    A ver cuando te dejas ver fuera de estos laberintos ciberneticos, me dijeron que andas nando un curso en la uam de arte, y yo quiero escucharte catedraticamente... por que no me invitas?

    D.

     
  • At sábado, octubre 15, 2005 3:23:00 a.m., Blogger nori said…

    i'm singing in the rain..
    just singing in the rain..
    what a glorius feeling..
    i'm happy again..

    i'm laughing at clouds..
    so dark up above..
    the sun's in my heart..
    i'm ready for love..

     

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